A Enrique Jardiel Poncela, sobre todo en su teatro y sus novelas, le distingue ese ramalazo de ingenio y de humor que hizo de él un auténtico fuera de serie, un autor que durante mucho tiempo debió ser más reivindicado, y que últimamente lo está siendo: esta colección de relatos, que en rigor atiende a algunas de sus obras menos conocidas y principales, es una buena muestra. Claro que esta recopilación de relatos combina muestras de corte y temáticas muy dispares —y también, por ello, de resultados desiguales—, y lo que más sorprende en un autor que hizo del humor santo y seña es encontrarse con textos que parecen más salidos de la pluma de un Conan Doyle español que de un Jardiel Poncela, casi todos serios, muy serios. Desde relatos de corte teosófico y sobrenatural, como el que abre la colección y le da título, a historias de tipo sentimental o criminal. Brilla, en cualquier caso, y siempre, la narración competente y eficaz, un estilo limpio y depurado. En lo personal, me quedo con el último de los relatos, El naufragio del Mistinguett, donde está el Jardiel más reconocible y juguetón, en una alegoría política plena de humor y de agudezas. Como en toda alegoría política ya anacrónica —tratando además de explicar el tumultuoso estado de Europa tras la Guerra Civil y antes del estallido de la Segunda Mundial—, los puntos de vista pueden obviarse, y el llamativo antisemitismo del autor, por ejemplo, es algo muy secundario frente a la divertida y mordaz caricatura en sí del judío Barucher y el resto de personajes. Pretende divertir, y eso es lo que consigue con nota. (Carlos Cruz, 10 de mayo de 2017)
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