El libro lo leí con 28 años y lo releí ahora, casi 20 años después. Me vuelve a fascinar la descripción del abandono de la infancia, es un difícil paso en el que debe quedarse siempre la puerta abierta. Fascinante también el viaje hacia uno mismo, al que te impele Hesse, el recorrido hacia nuestra interioridad que nos vincula con el Todo. Muy filosófico, muy nietzscheano y sugerente, como casi toda invitación a no adentrarse en la vida de rebaño. De todos modos, hay un algo visionario...en lo tocante a nivel global, que no me ha gustado mucho, por exagerado, por iluminado, no sé.
hace 1 semana