Estrenada en 1941, Madre: El drama padre supone el ataque definitivo de Enrique Jardiel Poncela contra los melodramas y el teatro lacrimógeno de pésimo gusto que tanto éxito causaba en la época. Mal comprendida en su momento, la crítica y la censura tacharon la obra de inmoral, sin entender que el autor se había adelantado a su tiempo una vez más, proponiendo una visión lúdica y desdramatizada de los falsos conflictos sentimentales.