Es el primer libro que leo de Auster, y ha entrado directamente en el podio de mis autores favoritos, con dos nuevos obras en mi estantería que esperan a ser leídas con avidez próximamente. Considero que, con un poco que disfrutes de la literatura, esta obra te absorbe con un relato de aparente sencillez que se desarrolla, a puntadas dispersas, sobre la prosa de uno de los escritores más elocuentes y apasionantes, hasta en su mínima expresión, que he tenido el gusto de leer.
En ciertos aspecto, la obra se me plantea como un ensayo humano que pone a prueba la cordura del lector mediante disertaciones sobre los sucesos más cotidianos, que podrían figurar como tesis de la sociedad, y frases finales como remates de chilena: "Heráclito había resucitado de un montón de estiércol y lo que tenía que enseñarnos era la más simple de las verdades, la realidad es un yo-yo, el cambio es la única constante". Es una obra de literatura tan cuidada, redactada con tanto esmero, en mi opinión, que dudo mucho que se pudiera plasmar en la pantalla grande con esa misma intensidad que transmite con las palabras. Es u libro repleto de perlas de sabiduría.
Desde el comienzo, la trama siembra y recoge, deja pistas de los sucesos que acontecerán durante la historia, como imágenes subliminales en el recuerdo, a los que más adelante vuelve con soltura y maestría. Casi no te das cuenta, pero cuando llegas, ya es un hecho consumado en el relato.
Además de su protagonista, la obra cuenta con personajes con un cosmos de información contenido en sí mismos: Effing, Kitty Wu, Solom... Es fascinante la forma en que su autor despliega estas historias secundarias con eficiencia, y, lejos de suponer trabas para el relato principal, enganchan y resultan interesantes. Eso sí, demostrando en tantas ocasiones su capacidad para dimensionar estos personajes, excepto en el caso de Effing, he echado en falta más diálogos entre ellos para poder palpar sus personalidades de un modo más orgánico, menos estructurado en todo caso.
En conclusión. Puedo decir, sin exagerar, que he disfrutado de cada párrafo hasta el final. Auster es un mago de las palabras.
hace 3 años
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