La vida, un día cualquiera en el banco de una plaza. La vida, punto de encuentro del drama de dos mujeres. ¿El dolor reflexivo y el dolor irracional acabarán entendiéndose? Ambos tienen nombre de mujer, Crina y Pepa, y distintos acentos, rumano y español. Acabarán mirándose y traduciéndose las penas del alma. Crina está a punto de dar a luz; Pepa está a punto de vencer su oscuridad. Pero Paco, tercero en discordia, sabe que el bebé corre peligro. Es un viejo de los viejos de siempre, con el pantalón meado, con los ojos atentos al más pequeño cambio. ¿Terminará por convencer a la depresión de Pepa para que reaccione y ayude a la embarazada? La vida, un día cualquiera en el banco de una plaza. La vida, punto de encuentro del drama de dos mujeres. ¿La esperanza de un futuro en libertad y la esperanza de una resurrección terminarán convenciéndose de que todo es posible? Literaturizar los espacios cotidianos es, sencillamente, mágico. La residencia de mayores, Mercadona, el descampado donde el perro mea y la dueña desespera. Convertir en personajes a la solterona amargada, al viejo desahuciado o a la rumana víctima de trata de blancas es, así de claro, un milagro by Carmen Amoraga. Basta con vivir profundiza en la renovación temática de la narrativa española con personajes y colectivos de andar por casa, del telediario, del barrio. La inmigración, la vejez, la depresión o el renacer se abrazan en cada página, se hablan —a veces con una lengua muy de Pepa, irreflexiva, amargada, alocada; a veces con los pensamientos de Crina, trágicamente lúcidos—. Nunca he recomendado un libro abiertamente, pero con este venzo mi pudor y aconsejo su lectura, sin duda. (Jorge Juan Trujillo, 12 de febrero de 2018)
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