Para mí ha resultado una auténtica novela de terror y suspense. La he leído despacio, intentando asimilar cada una de las afirmaciones, entender cada una de las acciones, cada reflexión, cada decisión. Los cuatro personajes centrales están muy bien caracterizados, cada uno representa su papel perfectamente en la historia, en este drama personal y social. Especialmente Kevin. De él sabemos desde el principio que, tres días antes de cumplir dieciseis años, ha sido el protagonista de una de tantas masacres en un instituto de los EEUU. Su madre, desde la lucidez y el dolor, nos habla de Kevin desde antes de pensar en tener ese hijo hasta dos años después de haberse producido la tragedia. En realidad no nos habla a nosotros sino que a través de cartas intenta hablar con su marido, con el padre de Kevin, sobre todo lo que han vivido y han sentido con ese niño y ese adolescente. La novela no se centra en el hecho trágico en sí, aunque se alude a él continuamente, si no en la evolución de Kevin y la interpretación de sus actos. Y tan importante como ésta son los sentimientos que despierta en sus padres, especialmente en su madre. Una novela distinta, profunda, que se clava en el alma de las que hemos tenido la experiencia de ser madres. Una montaña rusa de sentimientos y emociones. Preguntas como ¿Existe la posibilidad de que un niño nazca marcado por la maldad y ésta se manifieste desde el mismo momento que es un bebé? Un final imprevisible y que encoge el alma.... Imprescindible.
hace 12 años
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