Una novela ambiciosa que formula una pregunta sobre el valor de las ataduras, del compromiso afectivo, y la posibilidad de soñar un futuro fuera de los límites del racionalismo. David Fuente concibe la existencia como un desafío vital ante un presente tan movedizo como contradictorio. Empeñado en escapar de la cotidianeidad, encarna, desde la marginación, los valores de la autenticidad, la reflexión crítica y el anticonvencionalismo frente a una sociedad que pretende imponer su ley y que tiene en su hermana Aurora su más amenazador representante. La publicación de Ritmo lento en 1962 supuso, en palabras de su autora, "una de las primeras reacciones contra el realismo imperante en la narrativa española de postguerra, un intento aislado por volver a centrar el relato en el análisis psicológico de un personaje"