Uno de los relatos que más me han gustado de Zweig. El protagonista es entrañable, por su pasión-obsesión que le llega a abstraerse del mundo ( me ha recordado cuando leo y me hablan y no me entero) y por ese desapego a todo lo que no sean libros. Por eso, cuando las injusticias, de los de arriba y de los de al lado, se ceban en él, nos duele de manera especial por su indefensión. Una prosa pulcra y magistral
hace 11 años