Mateo responde a un misterioso anuncio de trabajo en el periódico en el que se busca compañía para ayudar en diversas actividades a una mujer joven. Mateo no entiende del todo en qué consiste esa labor, pero perdió su empleo hace ocho meses y decide probar suerte. Tras acudir a la dirección y tocar el timbre, le recibe una mujer sin brazos. Él solo puede decir una cosa: «No he entendido el anuncio». A lo que ella le responde: «Puede que parezca ridículo, pero cuando llueve…». Como piezas de un dominó que van cayendo unas sobre otras, en Mateo perdió el empleo varios personajes y sus historias se suceden para dejar paso a otras nuevas, en un divertido juego literario en el que Gonçalo M. Tavares invita al lector a no acomodarse y a abandonar inmediatamente una idea por otra. Todas, sin embargo, conducen al mismo sitio, al personaje central, a Mateo, al hombre que perdió el empleo.