Si tuviera que definir la obra de Rafael Chirbes en pocas palabras, estas serían: dura y realista; Dura por su sabor amargo, real por traducir en prosa y de manera poética, a veces soez o políticamente incorrecta, lo cotidiano. “En la orilla” es una novela extensa, de lectura un tanto compleja, ya que posee tintes intelectuales y sobre todo por el desasosiego que la impregna. Al margen de la dificultad mencionada, la prosa de Chirbes te deja otra sensación, y es que parece poseer vida propia, fluye por si sola. En ello interviene un ritmo rápido y unos registros variados. Es un texto en el que participan varias voces distintas y da cabida a múltiples personajes y sucesos. La trama se ubica en Olba, Valencia, no obstante, en el paisaje se puede reconocer algún punto de tu propio barrio o ciudad, como las ruinas de unas casas a medio construir. Son los signos de la crisis económica, la deriva de la sociedad. Esteban, el protagonista-narrador, es, al mismo tiempo, víctima y verdugo de su presente y futuro. La tragedia le acompaña de principio a fin, habiendo dedicado la mayor parte de su existencia al trabajo en la carpintería que regenta, como cualquier mortal. A la de Esteban, se unen las voces de Liliana, la cuidadora de su padre, quien vino a España en busca de un mejor futuro, sus trabajadores y vecinos de Olba, cada cual con sus sueños y metas truncados por la crisis económica. En suma, ha sido una lectura interesante, reflejo actual y terrible de la sociedad de hoy. Una suerte de lectura que viene de la mano de Anagrama, y que fue Premio Nacional de Narrativa. Nada más que añadir, solamente que, tras el fallecimiento del autor valenciano hace unos meses, leerlo será el mejor tributo. (Dolors Martínez, 4 de enero de 2016)
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