En El derecho al pataleo de los ahorcados, conviven en tensa armonía el cuento fabulador y el relato de corte metafísico, con resonancias borgianas: dos vertientes literarias que identifican a Ronaldo Menéndez como un singular escritor que logra, partiendo de arriesgadas búsquedas formales, textos de sólida trabazón argumental. Como un mago del punto de vista, Menéndez escoge cada vez el narrador, el foco, los personajes, los escenarios, la técnica imprescindible para la historia que quiere contarnos. Y pone toda esta versatilidad técnica al servicio de una visión de nuestra cultura para la que La Habana --ciudad donde a menudo se ambientan sus relatos-- sólo es metáfora del mundo, y cada personaje, metáfora del hombre abrumado por los niveles distintos de opresión de nuestra época: político, sexual, religioso, físico... Así, este libro, que hará las delicias de los degustadores del género narrativo por excelencia, glosa la cita de Rulfo que lo abre: «Déjenme aunque sea el derecho de pataleo que tienen los ahorcados».