En los últimos meses me he convertido en una lectora asidua de Stephen King. Sus libros tienen en mí un efecto poderoso, pues si bien el terror es mi género preferido, no me da miedo ni me sugestionan estas historias. Así pues, tengo la libertad de leerlo con la mente muy abierta y sin tapujos.
Cuando supe de esta novela que trataba por un lado el asesinato de JFK y, por otro, el viaje en el tiempo, la idea por sí misma me pareció fascinante. Pero al adentrarme en su lectura me dejó estupefacta. Era otro Stephen King, otro muy distinto al que había conocido antes a través de It, Carrie, La tienda y muchos más que ya están en mi colección y en mi cabeza. Su forma de narrar, la pasión con la que creó a los personajes y el amor que le imprimió al proyecto me cautivaron.
Sé que para realizar este libro, a SK le tomó muchos años. No es fácil abordar un tema tan complicado para la sociedad norteamericana, de una forma sutil y muy inteligente. Pero King lo logró y por ello se convirtió en mi autor favorito sin recato y sin importarme el qué dirán. Sé que no es un García Márquez ni mucho menos, pero Stephen King me ha hecho SENTIR y eso es lo que cuenta.
Les confieso, amigos, que cuando concluí el libro lo hice con una lágrima en mi mejilla. Suena ridículo tal vez, pero me emocionó a tal grado que no pude contenerme. Me quedo con ese sentimiento y ese sabor que sólo él me ha podido dar.
Además, yo nunca creí que pudiera conocer tan de cerca una década como los 50, tan lejana a mi nacimiento pero que después de leer 22-11-63 creo entender mucho más. ¿A poco no les sucedió que, de repente, se vieron tan inmersos en la historia, que sintieron como si lo hubiesen vivido ustedes mismos? Yo sentía que podía ver, tocar a los personajes. Me creí Sadie por lapsos y abracé tanto estas historias de vida que simplemente me dejé llevar.
El libro es algo pesado, así que transportarlo para mí sugería un poco de esfuerzo por mis largos traslados de casa al trabajo y viceversa. Por lo que la lectura la realicé en su mayoría por las noches. Algunas veces acompañada de una buena copa de vino, otras en el sillón, unas más en cama antes de apagar la luz. Pero lo que es verdad es que nunca quería dejar de leer.
No me pareció lento, al contrario, estuvo perfecto para dejarme reflexionando cada noche y estar ansiosa de llegar a casa para continuar con él. ¿Se los recomiendo? Claro, mucho. Es un Stephen King que no han visto antes, se los aseguro. A pesar de hacer constantes referencias a otros libros, su tono y forma de contarlo fue tan distinto que pareciera que estaba sólo encontrándome con viejos amigos.
Y es que a la postre, ¿quién nos asegura que eso no puede suceder? Eso de encontrarnos con nuestros "otros yo" en un pasado o en un futuro... Eso de querer cambiar el pasado y sin querer sólo lograríamos empeorar lo que viene. Nadie sabe, es lo maravilloso del efecto mariposa.
hace 11 años
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