“Vestidos de noche” nos sitúa en Tokio unos años después de la Segunda Guerra Mundial y narra el noviazgo y posterior matrimonio de la joven Ayako con Toshio, al que ha conocido a través de la mediación de la madre de él, la señora Takigawa, de cuna ilustre y viuda de un diplomático. La relación entre los recién casados es muy buena, aunque poco a poco el lector, y también la pareja, toman conciencia de que los actos y palabras de la señora Takigawa no siempre son lo desinteresados que se podría suponer. Resulta interesante analizar sus intentos de manipulación y el porqué de su actitud, así como observar la tristeza y dudas que los mismos generan en Ayako.
Dejando de lado este tema, o más bien llevándolo hasta el final, se puede decir que la novela, en su conjunto, hace una crítica sutil a la alta sociedad nipona de la época, a su frivolidad, hipocresía y occidentalismo, que se plasma, por ejemplo, en la profusión de anglicismos que aparecen en el libro. Los “vestidos de noche” simbolizan aquello de lo que Toshio y Ayako quieren huir.
Resulta curioso que la novela se publicase por entregas en una revista femenina (en el periodo 1965-1966).
A ojos de hoy en día molesta el machismo que destilan las páginas, que no sé si es un reflejo de la sociedad japonesa, de las ideas del autor, o de ambos. No obstante, está muy bien escrita, con una prosa clara y limpia; es una historia agradable y entretenida que se lee bien.