Una periodista decide investigar por su cuenta la posible implicación de la CIA y de organizaciones de extrema derecha italianas en el asesinato de los abogados de Atocha, el 23-F y la voladura de Carrero Blanco. Paralelamente, una historiadora miembro de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica impulsa la reclamación judicial de los restos de un fusilado republicado llevados al Valle de los Caídos sin el consentimiento de una hija que durante muchos años ha llevado flores a una tumba que no lo era tal. En medio, la juez que conoce los hechos, fría, metódica y casada con un psiquiatra que actúa como la voz de su conciencia. La semblanza de los perfiles de todos ellos comienza a trazarse la noche de 2005 en que se traslada la estatua de Franco antes ubicada en Nuevos Ministerios. En aquella plaza, unos piden conservar la historia y otros exigen reparación. Benjamín Prado, a través del hilo conductor de las entrevistas que la periodista realiza para su libro, traza personajes oscuros y predecibles, dejando clara su posición en pro de teorías de conspiraciones en las que los EEUU se presentan como la potencia que es capaz de urdir operaciones secretas en la sombra, de mano incluso de terroristas de extrema derecha, para lograr sus fines. Los distintos personajes entrevistados exponen acontecimientos, nombres y leyendas urbanas que más parecen obedecer a un copia y pega del autor sobre esos hechos para así verter su ideología anti yanqui, que a una historia de ficción. En medio, las relaciones frustradas de pareja de los protagonistas, las crisis de la mediana edad de todos ellos y otra serie de tópicos de la mala novela urbana madrileña. Como colofón, y después de que sus entrevistados intenten disuadir a la protagonista de que siga investigando ya que, le repiten, los oscuros intereses de los que manejan los hilos tienen mucho poder, la mujer muere en Roma a causa de un fallecimiento poco creíble de achacar a causas naturales. Como moraleja simple y barata, el autor reincide en la vieja cantinela de los años del «OTAN no» dibujando a España como un país satélite de los EEUU en el que el pueblo no es libre para decidir su destino. Novela totalmente prescindible y sobre la que no cabe más que aconsejar no leer. Benjamín Prado bien podría haber escrito un ensayo sobre sus teorías personales acerca del supuesto control de los EEUU en la transición española y sobre los intereses oscuros de quienes –según él- manejan el cotarro, en lugar de haber dado forma de ficción a una historia que ni entretiene ni posee calidad literaria. https://antoniocanogomez.wordpress.com/2018/08/13/operacion-gladio-benjamin-prado/
hace 2 años