Después de leer Los incomprendidos, me quedé con muchas ganas de leer el primer libro de Pedro Simón, aunque al mismo tiempo tenía miedo de que no me gustase tanto. Sin embargo, no me ha decepcionado y, aunque mantiene parte de los temas tratados en el otro libro y cierto ambiente narrativo, logra tener una esencia propia y muy diferente a otras obras que he leído. La narración desde dos perspectivas, una en formato epistolar, hace la lectura muy interesante y amena, sobre todo por lo bien distinguidas que están ambas voces narrativas.
David es un niño, y eso lo notas en cuanto comienzas a leer sus páginas. Aunque Simón no escatima en frases algo poéticas, en general logra mantener la sensación de que todo lo que estás leyendo son los pensamientos de un niño, ya que incluso estas oraciones mantienen la simpleza. Por su parte, la narración de Emérita me parece que tiene muchísima personalidad, y me ha encantado leer y conectar a través de sus textos con ellas. Son dos personajes cuyas vidas se encuentran por casualidad, y que conectan profundamente.
Es un libro duro, no lo voy a negar, tiene momentos desgarradores, como en Los incomprendidos. Sin embargo, si bien ese libro te dejaba con un regusto agridulce por un final más bien bonito, no es el caso con esta obra, que continúa siendo dramática hasta el final. Por ello, es un libro que recomiendo a quién esté buscando un buen drama y alguna lagrimita. Mientras, yo voy a ir cogiendo Los siguientes, la última obra del autor.
Irbis.
hace 1 mes
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