Tu juntas un montón de problemas de gente que ya no volverá a usar el carnet joven Euro26. (Que por cierto lo cambiaron para menores de 30 justo cuando yo los cumplí.) Te los llevas a un viaje sin destino y te sale un libro como el que David Trueba hace con este “Cuatro amigos”. Raul, casado y con dos gemelos de pocos meses, que está deseando salir de casa pero la vida de crápula ahora le frustra y le hace sentir una culpable por dejar esas obligaciones. Blas, con una asignatura en la carrera, sobrepeso y un complejo de osito de peluche que no intenta quitarse. Es el amigo de todos, el de ellas también, y folla menos que los Roper. Claudio, el guapete del grupo, con trabajo chungo pero sin ataduras. Solo es fiel a su perro y tampoco mucho. Le entra a todo lo que lleve faldas y no tenga complicaciones. Solo, es el mote del narrador, no conocemos su nombre, el niño triste de papá (y mamá) que no está contento con nada. Buscador de felicidad pero incapaz de encontrarla, mas que nada por que lo que de verdad le gusta es ser un amargado y echar las culpas a los demás. En “Cuatro amigos” Trueba nos mete en una furgoneta que huele a queso y nos lleva a hacer gamberradas por media España. Playa, verbenas de pueblo, hoteles de carretera… son los sitios por donde nuestro “amigos” van encontrando borracheras, polvos ocasionales, amores lejanos y cercanos y puyas, muchas puyas. De esas que les lanzas a tus amigos y que, pasado el tiempo, no sabes como han podido aguantarte o aguantarlas tú. De esas que duelen tanto como desestresan. Quizá este libro me llega tarde. Quizá no, seguro. Por que en el viaje de los cuatro dan ganas de repartir alguna que otra hostia a estos adolescentes tardíos. Con historias que avergüenzan mas que nada por que en alguno nos podemos sentir plenamente identificados. David Trueba nos recuerda en este libro que eramos los reyes, los inmortales, los que sabíamos disfrutar del mundo aunque lo quisiéramos explotar con todo dentro, nos recuerda que eramos unos completos gilipollas a los que a veces seguimos añorando.
hace 3 años