Algo característico de los buenos escritores, aparte de contar con un estilo propio y reconocible, son los fantasmas personales que sirven de inspiración en sus novelas. Obsesiones que dan lugar a argumentos y planteamientos en torno a los que gira su obra y que el lector que goza con esa buena literatura sabe que encontrará en las novelas de ese autor. En David Trueba, el sino de los perdedores (“Saber perder” se llama, de hecho, la que quizá sea su mejor novela), la forma con la que la adolescencia nos marca y la frustraciones y crisis al llegar a la mediana edad y constatar que la vida no ha sido como esperábamos, es otra constante en sus obras. Ejemplo de todo eso a la vez es“Tierra de Campos” (https://antoniocanogomez.wordpress.com/2019/12/26/tierra-de-campos-david-trueba/). En “El río baja sucio”, la amistad entre dos adolescentes que han compartido veraneos desde niños en una de las típicas urbanizaciones en la sierra cercanas a Madrid, y que a su vez son hijos de madres que vivieron esa misma amistad de jóvenes y en el mismo entorno, viven su último verano juntos en ese lugar a sabiendas de que el chalet de uno de los dos se va a vender. La infancia se acaba dejando atrás los veranos en el lugar y algunos problemas familiares acumulados empujan a tomar esa decisión. De fondo, la aparición de un extraño personaje que vuelve al pueblo después de un tiempo en la cárcel y al que las madres de los dos protagonistas prohíben a sus hijos que se acerquen. Con el rio contaminado –antaño testigo de baños de los habitantes del lugar-, el autor simboliza en ese elemento natural la existencia de un pasado turbio que pesa sobre algunos personajes de la obra. De David Trueba se afirma que es un autor irregular y que la excelencia de algunas novelas como “Saber perder” y “Tierra de Campos” contrasta con la mediocridad (pese a ser aceptables), de otras como esta o “Blitz”. En “El río baja sucio”, si bien se refleja con precisión la nostalgia que todos hemos sentido al dejar la adolescencia y se acierta al simbolizar en el estado de los elementos naturales la situación de los personajes, la trama incurre con frecuencia en una pesadez que no salva el estilo con el que está escrito y que no llega a la altura de sus otras obras. Habrá que estar a la espera de leer la aclamada “Queridos niños”, de reciente publicación en Anagrama y de la que se afirma que alcanza el nivel de sus novelas cumbres. www.antoniocanogomez.wordpress.com
hace 1 año