La historia de Bélver Yin y Nitya Yang, estos dos amantes y hermanos furiosos en la sensual y refinada China de los años 1930, es –cuenta Mauricio Wacquez en el prólogo– «el sagrado símbolo de la unidad, el dios redivivo, los dos caminos que son uno... Abocado a la ambigüedad, Bélver Yin –el Hermoso Femenino– tiene en su hermana Nitya Yang la imagen que compondrá el espejo y les permitirá, como dos miembros de un mismo cuerpo, llevar a cabo sus sueños de poder y venganza... A su alrededor la atmósfera densa de Oriente, las sectas secretas y el crimen ritual y perfecto; también un caballero inglés que vive y muere para que en ambos prevalezca el amor sagrado; y un instrumento de la fatalidad: el hijo de Nitya y Christopher Whittlesey».