La vida, por mucho que uno no quiera, siempre golpea, abate, desgasta, y crea nuevas aristas. Y eso es lo que retrata magistralmente, esta maravillosa y dolorosa novela sentimental. Quebrantos, frustraciones, errores, amarguras, desalientos... Emociones complejas entre madre e hija, que en manos de Strout son cruda y pura autenticidad. Amor, fragilidad, resentimientos, oscuras tinieblas difíciles de abordar... Tijeretazos desgarradores, que solo el tiempo podrá calmar o sanar. Elizabeth Strout consiguió con esta primera novela, sentar las bases de lo que muy pronto estaría por llegar con su fabulosa "Olive Kitteridge"; que hasta la fecha, es su obra más excepcional.
hace 6 años