Ingredientes para una novela de éxito:
1. Rescate una novela de espías muy famosa con carismático personaje.
2. Actualice al protagonista y póngalo a la altura de James Bond o Jason Bourne.
3. Ambiéntela en lugares exóticos y peligrosos en una época apasionante.
4. Saque mayor partido al malo, cree un personaje antagonista por el que el lector sienta verdadera antipatía.
5. Escríbala con el estilo propio de una novela actual.
6. Mezcle los ingredientes y obtendrá la fantástica "Satori".
Porque el nuevo libro de Don Winslow es una entretenidísima novela de espías, narrada como ya es marca de la casa, con su particular y muy cinematográfico estilo, que encantará a los fans de las novelas de intriga.
Dividida en dos partes bien diferenciadas que para algunos serán cuatro, en algunos momentos la trama sufre altibajos pues es imposible mantener la tensión a lo largo de sus casi 500 páginas, pero es innegable que el desarrollo de la misma va siempre in crescendo, y si la misión en la China comunista es apasionante, el suspense de la de Saigón consigue mantener al lector pegado a las páginas del libro en todo momento.
Lo peor:
En algunos momentos se hace lenta, los capítulos del entrenamiento y de la selva resultan más tediosos de leer, sobre todo el principio de la segunda parte, pues viene después de la intriga y acción de la misión en Pekín, lo que puede provocar que el lector se desanime a continuar. (Curiosamente algo muy similar sucede en los capítulos de la cueva en la novela en que se basa: Satori).
El final resulta un poco precipitado, algo que llama particularmente la atención porque la narración de lugares y personajes que pueblan el Saigón de los 50 es mucho más calmada y la intriga está muy conseguida.
A medio camino entre Trevanian y Winslow en estado puro, quizá los fans más acérrimos de ambos se sientan decepcionados.
Lo mejor:
Tanto la misión en Pekín, como la que se desarrolla en la Perla de Asia están muy bien narradas, resultan muy creíbles y se sitúan en la mejor tradición de las novelas de espías, manteniendo en vilo al lector desde la primera hasta la última página.
El particular estilo del autor, con muchos capítulos cortos, facilita la lectura e invita a seguir leyendo.
Muy recomendable, una novela para disfrutar de la lectura, el detalle con el que Winslow nos introduce en la Indochina francesa, y la forma en que nos cuenta la lucha de poderes y la cantidad de espías que paseaban por las calles de su capital, nos deja el buen sabor de boca de una gran novela de espías. Hay momentos en que la intriga es claustrofóbica, y como en el juego del Go, no sabes cual será el siguiente personaje en mover ficha.