El seudónimo Carmen Mola es sinónimo de calidad desde que La novia gitana irrumpió en el panorama literario. Una historia trepidante que introdujo a la inspectora Elena Blanco, personaje conformado por todos los elementos esenciales para recalcar con fuerza en la novela negra. La trama fue la antesala que condujo a este segundo libro, reafirmando a este autor/a como uno de los ejes esenciales del thriller español. Los lectores que nos adentramos en esa trama adictiva, tenebrosa y sorprendente que fue La novia gitana, descubrimos que se estaba cociendo una historia río que afectaría, de manera trágica, tanto en el aspecto personal y profesional de la inspectora Elena Blanco. El primer libro fue un descenso al infierno. Ahora, con La red púrpura, hemos llegado a ese lugar de pesadilla. Los ingredientes que atisbamos en la primera parte han creado la oscura y desgarradora historia que ahora nos llega. Volvemos a ser testigos de una narración sin concesiones, dura en sus aspectos descriptivos y, sobre todo, majestuosa en el desarrollo de principio a fin de una trama que mezcla el miedo social al secuestro de un hijo con el morbo que predomina hoy en las redes sociales, donde no hay límite para la barbarie publicada ni para nuestro anhelo de saciarnos con las imágenes más sádicas. En estas páginas navegaremos por un mar de sangre, personas sin escrúpulos, acciones inmorales sin parangón y, de la mano de la inspectora y su equipo, caeremos en una red de sadismo que se remonta atrás en el tiempo, donde se cimentaron los pilares de una organización que actúa sin límite ético alguno. Como lector estás obligado a leer La novia gitana, un thriller más que sobresaliente. Y está claro que te quedarás con ganas de más. Aquí, con La red púrpura, el espectáculo continua de una forma atroz. No vas a poder dejar de leer esta joya de la novela negra. Carmen Mola, sea quien sea, ha logrado sacar a flote la oscuridad más insidiosa del ser humano. (David Carrasco, 8 de mayo de 2019).
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