Nadie debería tener dudas a estas alturas de que a Don Winslow, además de ser uno de los autores más originales y diferentes del momento, también le gusta arriesgar.
En cuanto a la originalidad, sus trabajos muestran un estilo directo, sin apenas descripciones, muy cinematográfico, con numerosos cliffhangers, con capítulos que se convierten en escenas paralelas que se solapan en el tiempo y la mezcla de narraciones brevísimas de apenas 3 líneas con otras de mayor longitud.
Respecto al riesgo, conviene recordar que sus dos últimos libros en España han sido: Satori, la precuela del famosísimo libro de espías de Trevanian, en la que su autor muestra un dominio asombroso sobre Asia y en particular el Vietnam de los años 50; y Salvajes, en proceso de adaptación para la gran pantalla, y en la que las drogas y el narcotráfico en la coste oeste de EE.UU son los verdaderos protagonistas.
En esta ocasión, el señor Winslow (fanático del surf) vuelve a sorprendernos y fiel a los temas sobre los que más le gusta escribir (mar, mafia y drogas) ha escrito probablemente la novela que siempre quiso hacer cuando era joven.
Para escribir el Club del Amanecer, el autor se ha inspirado claramente en las desenfadadas películas americanas de surf de los años 60, (como el mismo Boone Daniels lo llama: la época dorada del surf), y lo mezcla con una novela de detectives al más puro estilo clásico de los años 40 y 50: tipo duro (a su manera) contratado por una bellísima y misteriosa señorita, investiga la muerte de una stripper y a medida que avanza en sus pesquisas las cosas se van complicando.
Por si todo esto no resultara suficientemente atractivo, Winslow lo actualiza, ambienta en el presente, da un toque desenfadado a sus personajes (los tipos duros de ahora no son como los de antes) y remata con una tormenta perfecta que se acerca peligrosamente a las costas de San Diego, que Boone no quiere perderse por nada del mundo para cabalgar olas enormes, y que como el lector sospecha en todo momento, terminará precipitando los acontecimientos…
Lo peor: Quizá sea la novela más local del autor, tanto las descripciones de los paisajes y lugares por los que transitan los protagonistas, como los numerosos detalles sobre San Diego, la costa este y el mundo del surf quedan algo alejados al lector no estadounidense.
Lo mejor: Se trata de un cóctel explosivo y muy “resultón”, la mezcla entre el desenfadado mundo del surf y la novela negra clásica funciona muy bien y convierten el libro en una opción muy aconsejable (una de nuestras primeras recomendaciones, si no la primera) para las tardes de calor al borde de la piscina o del mar.
Pero no se equivoquen, que la novela sea “resultona” no significa que Winslow escriba literatura facilona y simple, sería un error pensar así porque lo que en apariencia puede resultar sencillo, en realidad no lo es tanto y el lector que busque algo más, lo encontrará releyendo algunos de sus capítulos, en los que el neoyorquino se muestra incisivo, ácido, sarcástico y con elevadas dosis de “mala leche” en su crítica social.
Muy recomendable, de lo mejor de su bibliografía después de El poder del perro.
JGF (Quelibroleo)