TIERRA TRÁGICA

TIERRA TRÁGICA CALDWELL, ERSKINE

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Nota media 8,33 Muy bueno 3 votos 1 críticas
  • Género Narrativa
  • Editorial NAVONA
  • Año de edición 2011
  • ISBN 9788492840281
  • Idioma Español

Resumen

"Caldwell tiene el instinto de convertir un episodio casual en un símbolo de profunda significación". Horace Gregory Spence Douthit y su familia se mudaron a la ciudad con la perspectiva de un buen trabajo en la fábrica de pólvora. Pero la fábrica ha cerrado y Spence lleva ya dos años sin empleo y malviviendo en Pobre Chico, el barrio de los emigrantes y los menesterosos. Su hija mayor, Libby, la única que aporta ingresos en casa, va a casarse con Jim Howard y marcharse lejos. Su otra hija, Mavis, de sólo trece años, fue violada por un vecino y ahora trabaja en un burdel. A Spence sólo le queda la compañía de su esposa Maud, enferma y alcohólica, que no pierde ocasión de llenarle de improperios. Hasta que una ingenua y voluntariosa trabajadora social, la señorita Saunders, aparece en el horizonte para ayudar a la familia a regresar a su antiguo hogar o quizá para complicar aún más una situación ya bastante complicada.

1 Críticas de los lectores

9

"Tierra trágica" forma parte del núcleo de novelas de Caldwell sobre la vida de los blancos pobres del sur. El atraso social y la ignorancia campan a sus anchas por las callejuelas de Pobre Chico, un arrabal como tantos que rodean todavía hoy nuestras ciudades. Una buena novela plenamente vigente, dura en cuanto al desarrollo de su temática, incluso con un tanto de humor en algunos pasajes por el comportamiento del padre de familia, Spence, algo sansirolé en alguna de sus reacciones; Otra muestra de la maestría de ese gran escritor que fue Erskine Caldwell >>><<< Un breve fragmento: (...) Spence notó una mano que le tiraba de un brazo, y al volverse a mirar, vio a Justine de pie junto a él. -Si voy a su casa, ¿me dará usted un cuarto de dólar, señor Douthit? -le preguntó en un susurro apresurado, mientras contemplaba a su padre que regresaba del puesto -. ¿Quiere usted, señor Douthit? -Márchate -dijo Spence, nervioso, empujándola. -¡Haré lo que sea, señor Douthit! -rogó ella -. ¡Palabra que lo haré! Empezó a retroceder a medida que su padre se acercaba al árbol. Antes de volverse y echar a correr, sonrió a Spence y entornó los ojos infantilmente. Floyd cogió un puñado de tierra y se la tiró. Spence se sentía confuso. -¿Qué te estaba diciendo, Spence? -preguntó el padre, enojado. Spence sacudió la cabeza. No podía decidirse a decir la verdad acerca de la chiquilla. -Nada, Floyd -mintió. Su cara se iba entristeciendo y dirigió la mirada hacia el canal. Floyd le contemplaba muy serio -. Pero te confieso que si yo estuviera en tu pellejo haría todo lo posible por meterla en cintura. Una niña como esa puede acabar armando un gran lío. Estoy bien enterado, porque Mavis a estas horas anda por ahí como oveja sin cencerro. -Estoy metido en el peor embrollo que puede tener un hombre -dijo Floyd. Su voz eran ronca y desapacible -. No sería tan malo si fuera una sola, pero tengo ocho y otra en camino. Soy capaz de tener diez o doce aún -sacudió la cabeza con desaliento -. Es este condenado sitio el que tiene la culpa. (...)

hace 8 años