El poderío literario de William Faulkner cincuenta y cuatro años después de su desaparición, sigue estando -sin lugar a dudas-, de plena vigencia. Nadie como él era capaz de desgajar ese Sur apolillado y mortecino, aterido de clasismo, racismo y violencia. La vida de una estirpe maldita atascada en un "Déjà Vu" irrefrenable, en la que solo prima el peligro, la temeridad y la tragedia. La decadencia y la guerra como fuerza huracanada que arrastra a los personajes hacia la sima más depresiva e impetuosa que uno menos se espera. Es inevitable no ver la influencia de sus novelas en autores de la talla de Flannery O´Connor, Erskine Cadwell, Juan Benet, Carlos Fuentes, Juan Rulfo, García Márquez o Juan Carlos Onetti... O en la de su más aventajado aprendiz: el peruano Mario Vargas Llosa de "La ciudad y los perros", "La casa verde" o "Conversación en La Catedral".
hace 8 años