Antes que nada, creo que es de recibo confesar que esta es, sin ninguna duda, la novela más difícil que he leído. Uno comienza su lectura, y al de poco se percata de que no comprende apenas nada de lo que lee. La lectura de El ruido y la furia consiste en sumergirse en el maremágnum de entre sus páginas y confiar en que será capaz de ir uniendo cabos y desentrañar el misterio que parece constituir su argumento. Un argumento dividido en cuatro capítulos, cada uno narrado por un personaje distinto. Faulkner se muestra simplemente extraordinario en transcribir el pensamiento de cada uno de los personajes que llevan las riendas de la narración, adaptando la historia tanto a la voz de un discapacitado mental como a la de un joven con una psique terroríficamente convulsa. Lástima (o no) que uno solo sea plenamente capaz de admirar dicha versatilidad al final de la novela, pues durante buena parte de su lectura todo es caos. No, la novela de Faulkner no es, en absoluto, una narración convencional. Por si esto fuera poco, carece de un planteamiento inicial y de un desenlace sorpresivo. Aun así, es una novela que se puede disfrutar. Un disfrute en lo dramático, eso sí, pues es imposible empatizar con casi ninguno de sus personajes y el realismo con el que los pinta Faulkner hace que su desgracia compunja, y mucho, por momentos. Pero la literatura, del mismo modo que la vida, es así. Si no, solo se leería novela rosa.
hace 7 años
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