Lo bueno:
Sin importar cuán disímiles sean las millones de historias que cobran vida en las páginas de nuestros libros, siempre tienen algo en común cuando están bien contadas: nada es gratuito, todo es ganado. Eso es lo que hace de Flores en el ático una novela atemporal con puntos de giro interesantes que progresan la trama, a pesar de que es poco lo que realmente sucede más más allá de las fricciones psicológicas entre los personajes atrapados en el ático. Digan lo que digan, este libro está bien estructurado.
Lo malo:
Los diálogos pasivo-agresivos de V. C. Andrews y su protagonista, Cathy, la reina del drama, son cansinos. Cathy despotrica sobre el sexismo y la cultura patriarcal, como origen de todo los problemas en la vida, cuando son las matronas de su familia las que atentan con sus vidas y es, ella misma, una joven mujer entrando en la pubertad, quien, básicamente, seduce a su hermano. Aún hoy no sé si esto es sarcasmo deliberado o el desliz irónico de una autora que peca de melodrama en su prosa, a veces, inmadura.
Lo cierto:
Flores en el ático es entretenida y desgarrante. Esta novela es una buena semilla para la Saga Dollanganger, sin embargo no es el clásico que muchos pregonan. ¡Ojo! A mí me gustó, y disfruté el subtexto bíblico (aunque a veces no sea tan sutil). Hay quienes dicen que para entender el tema central de la historia hay que leerse la saga entera. Yo difiero. Soy de la escuela que cree que un libro debería funcionar bien por sí solo. Y eso, al menos, lo logra Flores en el ático. Veredicto… ¡La recomiendo!
hace 7 años
17
-3