Novela no muy extensa -171 páginas- y bastante peculiar, que en el momento de su publicación fue muy controvertida por su argumento.
La protagonista es Lou, una mujer de la que no se sabe la edad -al avanzar en la lectura se deduce que es más joven de lo que parecía-, que trabaja como archivera en un Instituto Histórico. Cuando dicha institución recibe como legado de un desconocido una isla remota en el norte de Canadá y sus edificaciones –una de las cuales contiene una gran biblioteca con documentación relevante-, será ella la encargada de desplazarse al lugar y valorar su contenido.
Y casi como una Robinson Crusoe, la vida gris y rutinaria de Lou da un vuelco desde el instante en que se instala en la isla de Cary, donde le esperan muchas sorpresas, empezando por la casa con la que se encuentra y lo que será más trascendental, el oso del que tendrá que hacerse cargo y del que nadie le había advertido.
La historia se desarrolla con sencillez y narra el día a día de la protagonista: la catalogación de los documentos que encuentra en la biblioteca –con algunas interesantes referencias literarias-, la exploración de la isla –con maravillosas descripciones de la naturaleza- y la relación tan especial e íntima que establece con el oso. La estancia en la isla –aislada del mundo, en libertad y sin prejuicios-, el contacto directo con la naturaleza, su amistad con el oso… serán para ella un camino de autoconocimiento, de ordenarse a sí misma a la vez que organiza la biblioteca.
Con este libro he tenido alguna sensación ambigua. Mientras leía creía que la trama estaba sucediendo en un tiempo pretérito- finales del siglo XIX pensaba yo en un principio-, en cambio, las pocas referencias temporales que hay en el libro son mucho más cercanas, y calculo que en realidad la historia se desarrolla entre mediados del siglo XX y la fecha de publicación de la novela (1976). Lo mismo me ha pasado con la protagonista, la sentía de otra época, pero luego su comportamiento era mucho más moderno. Esta falta de concordancia me ha descolocado un poco. Creo que se puede deber a la ambientación de la novela, una isla solitaria al norte de Canadá, la nada habitual herencia, la ausencia de fechas sobre el presente… todo parece trasladarte a un pasado remoto que en realidad no es tal. O quizá incluso fuera intención de la autora dar una imagen abstracta del tiempo, como si la trama pudiera situarse en cualquier época.
Es una novela muy bien escrita, descriptiva, narra los hechos como son, sin hacer una valoración moral; eso sí, no hay grandes dosis de acción, se lee de una sentada pero tranquilamente. Me ha gustado pero no me ha entusiasmado, no sabría decir porqué, quizá le ha faltado chispa. No obstante sí que la recomendaría, me parece una lectura curiosa e interesante.
hace 8 años
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