La velada navideña en casa de las señoritas Morkan es el acontecimiento anual por excelencia. El hogar se llena de risas, música y baile para gran disfrute de los invitados y sus anfitrionas. Pero también del quedo silencio de los que ya no están. La memoria de los que nos dejaron llevará a los personajes a recorrer caminos largo tiempo olvidados. El lector, de la mano de Gabriel Conroy, perdido en el reflejo de la noche blanca dublinesa, asistirá a una epifanía, ya inmortal en los anales de la literatura, que anticipa las técnicas renovadoras que empleó Joyce en Retrato del artista adolescente y Ulises.