Una novela en donde late el reconocimiento de este autor hacia los más oprimidos; una epopeya en donde se palpita una vez más el compromiso social de un escritor que deja huellas a través de cada renglón. Renglones que pareciera haber escrito con el alma y el espíritu de quién grita por aquellos que no han tenido vos para hacerlo. Es un relato de una secuencia permanente de tristes e injustos sucesos que sufrieron en el Alentejo portugués , las clases marginadas y dominadas por los poderosos del lugar. Estas son personas condenadas a enfermar de hambre, a ser bestias de cargas, a trabajar esclavizados de sol a sol. Hay escenas de cruel humillación, como aquella en que descubiertos en el acto de robar bellotas para calmar el hambre, padre e hijo son sometidos por los guardias a un verdadero “ circo romano” hasta lastimarse mutuamente. He pensado en cómo resumir y plasmar sucintamente todo el dolor y la injusticia que se desprenden de los relatos de estas páginas y elijo este párrafo. - “< Habiendo nacido para trabajar, sería un contratiempo que abusaran del descanso >...< máquinas de trabajo continuo, de sustitución fácil si se avería o envejece,los depósitos de esta chatarra se llaman cementerios > Entiendo la sumisión de estos seres subyugados a través del párrafo en que se manifiesta : “ < pero es como las olas del mar, no te enfrentes a ellas con el cuerpo rígido , parecería valor y es estupidez, encógete lo más que puedas y la ola pasará sin reparar en ti, se deslizó, no halló donde golpear “> Un tremendo alegato de Saramago que rinde homenaje a tantos agobiados por la injusticia.
hace 6 años