Labranza arcaica, la primera novela de Nassar, sitúa la acción en una granja brasileña, en un universo rural y primigenio con marcados ecos del Antiguo Testamento, (un vergel mancillado por el pecado), para narrarnos la huida y el regreso de André, suerte de hijo pródigo sediento de libertad que, harto de la austeridad, las penurias y las obligaciones, cansado de los trabajos y los días, y temeroso de la imponente y autoritaria figura del padre, decide abandonar la casa y las tierras de la familia, cargando con un oscuro e inconfesable secreto, y andar su propio camino a la intemperie. La prosa de Labranza arcaica es lírica y sensual, transida de una intensidad bíblica, y se regodea en las dolorosas disyuntivas entre cuerpo y alma, ley y transgresión, placer y obligación, familia e individuo para urdir un texto fascinante, profundo y poético.