El libro empieza bien, con una trama interesante que te engancha desde las primeras páginas, pero a medida que avanza el libro va perdiendo fuelle. Y no es debido a que la historia vaya menguando, sino más bien al contrario, parece que el autor cree que para mantener el interés del lector debe ir añadiendo tramas y situaciones cada vez más extremas, cada vez más increíbles, como si fuera un circo de tres pistas. Partimos de una historia ambientada en la posguerra española, incluso en la División Azul, alternándola en los primeros años de la Transición, inmediatamente anteriores al intento de golpe de estado de Tejero. La historia, como tantas, hace hincapié en los vengativos ganadores de la guerra y en los perdedores acosados, pero llega un punto en el que se pierde interés en la trama, porque el poder de los malos es tan enorme que es difícil empatizar con sus víctimas. Una vez que se supera cierto punto de credulidad, los personajes pierden su identidad humana y se convierten en estereotipos. Y es una pena, porque el libro empieza bien, está bien escrito y podría haber sido muy interesante de no haberse esforzado tanto en demostrar lo malos que son los malos. No es necesario toparnos con un psicópata para tener miedo, al contrario, a mí personalmente me dan más miedo las personas normales capaces de hacer esas cosas. En resumen, me ha decepcionado, pues con el interesante principio esperaba mucho más. (Mercedes Yáñez)
hace 12 años