Y tú, ¿a qué tienes miedo? Si te hiciera esta pregunta seguramente me contestarías que a las alturas, a la oscuridad, a nadar, a los atracos, al desamor, al cáncer, a la soledad…, pero ¿y al olvido? Cierto, los recuerdos son un arma de doble filo, seguro que muchos te gustaría borrarlos, bien por vergüenza, arrepentimiento, dolor…; sin embargo, también existen esos otros a los que tienes cariño, aquellos que siempre te sacan una sonrisa, por los que sientes morriña… Puede que alguna vez te hayas preguntado qué harías si te dijeran los médicos que tu muerte está cerca, pero ¿y si te dijeran que dentro de no mucho tu mente se quedará casi vacía de vivencias, que difícilmente recordarás quién eres? Lo sé, es una pregunta dura, pero tiene sus motivos, entre ellos el “¿Y si…?” es la pregunta estrella que se hacen la mayoría de personajes de esta novela, el pasado y el futuro les pesa en demasía (como a muchos de nosotros), al igual que el miedo que los tiene arrinconados dentro de su zona de confort, y el presente es un discurrir de días que pasan sin ser apenas tenidos en cuenta. Miguel, uno de los protagonistas de esta novela, se enfrentará a esta dura situación: tras una crisis de desorientación será diagnosticado con Alzhéimer, enfermedad que no le es desconocida, la ha vivido de cerca, pero de la que esperaba escaparse porque hay loterías que son mejor no ganar. Esto y la complicada relación que tiene con su hija, Natalia, hará que Miguel decida pasar sus últimos días en la residencia ‘Poniente’, en la que conocerá a Helena, su polo opuesto, y, como es sabido por todos, los polos opuestos se atraen y Miguel y Helena no serán la excepción, se harán amigos. Amigos por conveniencia, son los bichos raros de la residencia y dos soledades compartidas se llevan mejor que una en solitario; amigos por curiosidad, quién no haya querido saber alguna vez qué “esconde” otra persona que tire la primera piedra, y, sobre todo, amigos por cariño, de ese que nace sin saber cómo ni cuándo, el mejor. Cansados de estar entre las cuatro paredes de ‘Poniente’ cargando a sus espaldas un pasado y un futuro estremecedores, los dos ‘setentones’ deciden escapar de la ratonera y emprender un viaje que les ponga en paz con su presente. Un presente en el que a kilómetros de distancia se verá involucrada, aunque ellos no lo sepan, Yasmina, una joven residente en Suecia, hija de inmigrantes marroquíes y pagadora de una deuda que nunca contrajo. Por encima de la lluvia es, como todas las novelas de Víctor del Árbol, inclasificable, mezcla, como las anteriores, cotidianidad (novela realista) con novela de intriga (con toques negros); personajes variopintos, con todo y nada que ver; historias paralelas que terminan por converger y, como siempre, sentimientos y emociones que hacen que pases de la ternura a la angustia en un salto de línea. Pero no solo esto, Por encima de la lluvia es mucho más: es encariñarse con muchos de los personajes del mismo modo que puedes llegar a odiar a otros, es un viaje por los sentidos y por la geografía (Tánger, Sevilla, Tarifa, Madrid, Barcelona…) y, ante todo, es una lección de vida, dura, cruel, así como una bofetada con la mano abierta, una terapia de choque que hace que te replantees seriamente en qué, cómo, y con quién estás empleando tu tiempo, si merece la pena y si es lo que quieres hacer hasta el final de tus días. Por encima de la lluvia es el empujoncito que te hace falta si quieres cambiar tu destino. (Sandra C. Jarén, 7 de agosto de 2018)
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