Tras haber dado muerte a Ali Safa bey, Memed, malherido, se refugia en las montañas, provocando con su ausencia la inquietud y la consternación de los aldeanos, y el miedo y la angustia de los terratenientes poderosos. De nuevo el capitán Faruk deberá lanzarse a la persecución de ese bandolero al que los desvalidos quieren y protegen. En esta ocasión, sin embargo, nadie parece haber visto al Halcón y de nada sirven la amenaza y la tortura, pues el silencio ha sellado la boca de todos los interrogados. En la sombra del Halcón se recrean figuras míticas- desde el fiel y sagaz Ali el cojo, hasta la singular Madrecita Sultana al frente de la comunidad de los Cuarenta Ojos, pasando por la bella Seyran o la testaruda y valiente Hürü- y se recuperan las leyendas de un territorio rico en tradiciones.