Inspirada en las confidencias que le hizo en la cárcel un adolescente que se vio abocado a cometer un asesinato para «lavar la sangre» derramada de su padre. En la más pura tradición de la tragedia griega y con una sorprendente economía de medios -que contrasta con la habitual feracidad de su escritura-, Kemal nos presenta el drama de un niño abocado a cometer el más horrible de los delitos de sangre: el matricidio.