A la puerta de Ahmet, un montañés del Ararat, llega un caballo. En casos semejantes, la tradición dice que no se devuelve, pero el bajá pretende que Ahmet se lo entregue. Ahmet se niega y, con engaños, el bajá lo encierra en sus mazmorras. Gülbahar, una de las hijas del bajá, se enamora de Ahmet y acaba consiguiendo su liberación. Entonces es Gülbahar la encarcelada: «El amor de Gülbahar y Ahmet se convirtió en una epopeya en boca de la gente. Los trovadores compusieron canciones sobre la muchacha encarcelada y los pastores y juglares les pusieron letra. Todo el Ararat estaba de luto». Cuenta el narrador que «cada día que pasaba, la rabia y la vergüenza se acrecentaban cada vez más, como una herida infectada en sus almas» mientras en la gente aumenta «una ira increíble, un deseo de rebelarse reprimido durante cien mil años»: todos están a la espera de la ira del Ararat contra la tiranía y la maldad.