No me detuve a ver detalles antes de comprar el libro y me sorprendí al darme cuenta que no era una novela, sino más bien un conjunto de relatos cortos, sin mucho intrincamiento pero empapados de delicadeza, nostalgia y belleza. Kawabata tiene una manera muy sutil y efectiva de transportarnos a los pueblos, los lugares y paisajes de Japón, cada página es como tomar un viaje sin escalas directo a donde nos describe. Sin abundar mucho en las historias, he decir que disfruté muchísimo los diarios y todo lo relacionado al abuelo, lo sentí muy personal y pude conectar con ese joven tranquilo que aprendía a experimentar la vida. En sí es una lectura ligera pero no por eso deja de ser sustanciosa y elevada.
hace 1 año