Afirma Pedro Zarraluki que lo que une a los cuentos de este libro es el sentido del humor, “presente siempre en todo lo que hago, pero que en esta selección se convierte en su principal componente. Decía Chamfort que un día en el que no se ríe se ha perdido definitivamente. Quizá los libros no puedan conseguir que alguien gane un día de su vida, quién lo sabe. En cualquier caso, a éste le bastaría con proporcionar un buen rato de lectura.” Uno de los cuentos del libro, “Un ladrón neorrealista”, tuvo un lector de excepción: su propio protagonista. El autor había encontrado la anécdota del robo del banco en una nota en la prensa, y tal cual la recogió en su historia y la publicó. Algunos años después le informaron de que el ladrón de verdad había leído el cuento con gran entusiasmo. Aunque lo hizo en la cárcel, lo que pone en entredicho los finales felices de la literatura.