El singular investigador Max Riera sigue acomodado en su nostalgia, esperando que la vida no se le complique demasiado y acatando a rajatabla la ley del mínimo esfuerzo. Hippy por convicción y detective por necesidad, los acontecimientos le harán abandonar su «reino» de la plaza Real, rincón tan canalla como entrañable de la vieja Barcelona. La misteriosa muerte del arquitecto Claudio Moraga, después de una comilona en el reducto hippy de La Floresta, provoca que, junto a su inseparable Roc, Max inicie otra de sus rocambolescas actuaciones.