Pasa que cuando se habla de este libro, se refiere, necesariamente, su inscripción en el género del terror. Pero lo interesante de las narraciones de este libro en particular, es que no es el efecto latigante ni lúgubre que caracteriza al género el factor común de estos tres relatos, y menos aún sus rasgos paranormales, sino la capacidad de llegar al género por medio de algo así como un terror urbano, donde lo extraño o lo sobrenatural no viene de otra parte. No es extratemporal, no sale del espacio exterior o de antiguas leyendas, sino más bien de los rincones de una ciudad donde lo tenebroso puede ser aquello que se pasa por alto todos los días.