Caminar de noche es tocar otros cuerpos, besar labios prohibidos y descubrir que el amor es uno y múltiple y que duele y consuela al mismo tiempo. Una tarde de sábado. Un adolescente hace sus deberes. Es un chico inevitablemente melancólico. Y de pronto, a deshora, alguien llama a la puerta. Alguien que se marchó hace años y cuya vuelta cambiará la vida del muchacho para siempre. Caminar de noche es perderse en las tinieblas, atravesar los mares, trepar montañas, adentrarse en las selvas y bailar con los hombres desnudos de culturas remotas. Es un viaje, real y soñado, a través del continente latinoamericano.