Un suceso sacude la ciudad. Una tragedia que se comunica a través de susurros, de signos oscuros, de gestos misteriosos. Los periódicos callan o disfrazan los hechos. Las autoridades civiles y religiosas se esfuerzan en disimular. . Estamos a mediados de los años cincuenta y la realidad grotesca de esta época puebla el relato de gatas que revolotean por él con absoluta naturalidad. Pero Regiones devastadas no es, pese a su título, una novela triste, porque la mirada nueva de su inocente y perpleja protagonista, la adolescente que conocimos de niña en La gata con alas, ilumina la grisura y redondea todas las aristas. Esta obra es el segundo título de la trilogía compuesta por La gata con alas y Mujer de aire.