Veronika tiene 30 años y se instala en un pueblecito de Suecia, quiere aislarse del mundo, reflexionar sobre su vida y encauzar el libro que tiene que escribir. Su única vecina es Astrid, una anciana solitaria que nunca se ha movido del pueblo ni busca el contacto con el exterior. Entre las dos mujeres se iniciará una peculiar relación, llena al principio de muchos silencios, pero que lentamente se convertirá en una profunda amistad en la que ambas sincerarán sus corazones.
Es una novela intimista en la que destacan los encuentros entre las dos protagonistas, con los recuerdos y confidencias del pasado que desgranan. Es el primer libro que escribió su autora y parece que tuvo mucho éxito, incluso ganó algún premio. A mí no me ha disgustado, aunque le pondría algún “pero”, y es que hay momentos en que me parece que la trama es un poco forzada. Cada vez que se encuentran las dos mujeres se van alternando para “soltar lastre”, ahora una se desahoga y cuenta esa herida de la infancia que le marcó, ahora la otra explica esa pérdida que todavía le duele… en este sentido me ha parecido que la relación era demasiado “a medida” para la historia. Además creo que cuesta un poco entender la psicología de los personajes, se nos dan elementos para ello, pero no los suficientes, o a veces demasiado tarde. También tiene otros aspectos que me han gustado, como la presencia frecuente de la música, la importancia que tiene el paisaje -elemento primordial en los paseos de las dos amigas-, o los versos de distintos autores con los que se inicia cada capítulo.
En conjunto no está mal, es una novela bonita y agradable de leer, una historia de esperanza que trata sobre la relación de amistad que se teje entre dos mujeres heridas por las circunstancias de la vida que les ha tocado en suerte.