Para el compositor y violinista Adam Anker, la vida tal y como la ha conocido hasta ahora pierde todo su sentido cuando Miriam, su única hija, muere en un accidente. Encerrado en sí mismo e incapaz de componer, Adam se da cuenta de que el silencio que lo aleja de su pasado es más insondable que los muchos años transcurridos y más extenso que los océanos que separan Nueva Zelanda, su país de acogida, de Suecia, donde pasó su infancia y su juventud. Después de visitar una exposición sobre el Holocausto donde descubre una pequeña fotografía de un hombre con su mismo nombre, Adam decide volver sobre sus propios pasos y regresar a Cracovia, ciudad en la que nació en el fragor de la Segunda Guerra Mundial. Con una estructura que evoca las cadencias de una pieza musical —sus breves capítulos recuerdan la armonía, los temas y las repeticiones de Bach o de Mendelssohn— Sonata para Miriam explora el impacto de la historia en las vidas de las personas y capta de forma vívida y conmovedora los paisajes, tanto naturales como emocionales, así como el dolor que a menudo se oculta tras el silencio.