Y que se duerma el mar de Gustavo Martín Garzo: Al abrir las primeras páginas de esta novela, conoceremos a María cuando aún es una chiquilla y juega con los demás niños del pueblo. Es una niña hermosa, pero su cuerpo tiene un defecto: le falta la mano derecha, y María esconde el muñón entre los pliegues de su túnica. La acompañan en su juventud unas esclavas con las que María comparte los primeros misterios de la existencia y aprende a asumir que mucho de lo que la rodea procede de un mundo mágico que no tiene explicación racional. Un buen día la madre la acompaña hasta un pueblo cercano donde conocerá a José, un viudo que parece dispuesto a convertirla en esposa no obstante su defecto físico. Los dos tienen encuentros esporádicos y van conociéndose el uno al otro, y a cada encuentro crece el amor de José por esa muchacha que parece esconder algo mágico en su interior. En efecto, así es: sin que María misma entienda bien lo que le sucede, entre las ramas de una encina un buen día siente que algo extraordinario va a cambiar su vida, y pronto sabremos que un ser nuevo la habita y que ese «milagro» va a marcar su vida. En esta novela Gustavo Martín Garzo vuelve al mundo bíblico y al retrato de María, la madre de Jesús, retomando las andanzas de muchos de los hombres y mujeres que ya habían aparecido en El lenguaje de las fuentes, el libro que le dio a conocer al gran público y marcó su trayectoria literaria.