Pon un bloque de hielo al sol. Al principio resulta compacto, brillante incluso. Pero con el paso del tiempo, o de las páginas, el hielo se derrite, se hace agua, en el suelo no queda huella alguna de humedad. Eso es 'Mi querida Eva', una novela que arranca bien y acaba siendo caótica. Decepcionante.
hace 4 años