Desde el año 1979 el gobierno conservador de Gran Bretaña se ha dedicado esforzada y concienzudamente a devolver al país a la era victoriana. Alasdair Gray, para no ser menos, ha hecho a un lado la etiqueta de escritor posmodernista que le habían colgado los críticos y ha escrito una novela a la última moda... del siglo diecinueve. Ambientada en Glasgow y en el Mediterráneo, cuenta las vidas y amores de dos médicos y de una deslumbrante mujer creada -en parte, al menos- por uno de ellos. La historia abunda en relaciones sexuales no santificadas por el sacramento matrimonial pero, a diferencia de la anterior novela del autor, Vestida de cuero, no hay en ella perversiones dignas de mención. Cuando aparece alguna, como en el caso del general Sir Aubrey de la Pole Blessington, es considerada un pequeño capricho, o a lo sumo un refinado desliz, que no empaña la imagen de un héroe nacional de la talla de sir Aubrey.