Nota: 6,5/10. Se trata de una breve novela filosófica (1942), que gira en torno a la indiferencia que muestra el protagonista, Meursault, por todo y por todos, que presenta un profundo sentimiento de apatía e indolencia ante el absurdo de la vida. Una de las virtudes de su narrativa es que hace experimentar al lector muy de cerca y con intensidad los sentimientos y pasiones que debería sentir Meursault, como la muerte de una madre, el amor, la cautividad o el miedo a una muerte inminente, sentimientos ante los que, paradójicamente el protagonista se muestra insensible. Sorprende la pasividad del extranjero ante cualquier circunstancia que, en ocasiones, da la sensación de padecer rasgos psicopáticos o de una aparente alexitimia y que genera en el lector momentos de desasosiego. Si bien, el pensamiento existencialista del autor ayuda a comprender el trasfondo pesimista y gris de la novela, a la que se le pueden atribuir además múltiples interpretaciones y una de ellas bien podría ser la de una crítica a vivir una vida sin pasión ni entusiasmo. Para la repercusión literaria que tiene, no me ha emocionado, pero hay que reconocer que su lectura es rápida y quizá puede ayudar a comprender la situación de hastío colectivo en el que se encontraba sumida Europa tras la consumación de dos guerras mundiales consecutivas.
hace 2 semanas