Escrito a la vuelta de un viaje mítico, junto con Pier Paolo Pasolini y Elsa Morante, a través de la realidad caótica y sorprendente del subcontinente indio, en 1961, Una idea de la India es también, igual que El olor de la India de Pasolini, la crónica de un larga fascinación. La idea de la India que ofrece Moravia está grabada en las fachadas de los templos, en los muros de las ciudades, en las llanuras, en las selvas, en los desiertos del subcontinente. La penetrante y lúcida visión de Moravia capta y descubre la variedad cromática, táctil y sensorial de la India, y nos la describe e interpreta en toda su intensidad. Las incidencias de su viaje (y el retrato de paisajes como las cuevas de Amanta y Ellora, Benarés, el Ganges, Tanyore, el Taj Mahal, las esculturas de Khajuraho o de personajes como Nehru o Yinnah) son rasgos complementarios de esta idea del fabuloso país asiático que para todos los occidentales tiene un enorme interés, pues en la comprensión de la India está la clave venerable de muchas cuestiones que acechan aún de manera apremiante a la cultura europea.