La novela está narrada en primera persona, el protagonista es un joven francés que recuerda cuando tenía dieciocho años, todavía no era mayor de edad y quería irse a Roma. A la salida de un interrogatorio conoce a una misteriosa joven de la que ya no se separará. De su mano se encontrará con otros personajes, reflexionará sobre su propia vida e intentará saber algo más de la de Gisèle, pasearán por París... hasta el inesperado final.
Aunque no se indica, creo que el protagonista de la historia comparte muchos elementos en común con el propio autor, que coinciden con hechos y experiencias plasmados en su texto autobiográfico “Un pedigrí”: la separación y abandono por parte de sus padres, años de internado, deseos de escribir, etc.
Es el segundo libro que leo del reciente Premio Nobel y al igual que el primero (“Un pedigrí”) me ha dejado una sensación ambigua. Por un lado me gusta como escribe el autor (frases cortas, concisas, algo de diálogo…) y de hecho casi no podía soltar el libro, pero hay otros aspectos que me cuestan. Ambientada en París, la cita constante de nombres y lugares de la ciudad, que seguro que quien conozca el lugar en profundidad disfrutará, a mí me ha resultado un poco pesada. Me parece una novela melancólica, gris, no pasan grandes cosas, fluye… una escritura llena de sombras y fantasmas, las del propio autor. Aunque estoy empezando a pensar que éste debe ser el estilo habitual de Modiano. No me ha disgustado pero tampoco me ha entusiasmado. Así que de momento voy a seguir leyendo alguna más de sus obras.