He leido la mitad del libro y ahí dejó de interesarme por completo la historia que contaba. Considero que está bien escrito, pero a mi no ha llegado a cautivarme.
hace 4 añosTodas las almas cuenta la historia de los dos brumosos y singulares años que el narrador pasó en la Universidad de Oxford, una ciudad fuera del mundo y del tiempo. Y fuera de ambos viven los cautivadores personajes de esta novela: la amante casada del narrador, Clare Bayes, una mujer condicionada por algo a lo que asistió pero que no recuerda; el amigo Cromer-Blake, homosexual irónico que vive fabricando experiencias intensas para una vejez que prevé solitaria; el ya retirado y sagaz profesor Toby Rylands; el merodeador Alan Marriott, con su perro de tres patas y sus conocimientos sobre la «pareja espantosa» que todos tenemos; y muchos otros, algunos extraordinariamente divertidos, hasta llegar al personaje que viene de otro tiempo, el enigmático escritor John Gawsworth. En un mundo de secretos e intrigas, de ritos ceremoniosos y cenas disparatadas, de pasados ocultos y enfermizos presentes, el narrador va tejiendo su propia «perturbación» y su propia historia con la de los habitantes de la ciudad «conservada en almíbar», hasta descubrir que elementos tan dispares como un puente ferroviario sobre un río en la India, unos amantes desdichados, una carrera de espía o la diminuta isla de Redonda, pasarán a formar parte de su vida, marcada ya para siempre por esas relaciones inesperadas de amor y amistad entre todas las almas.
He leido la mitad del libro y ahí dejó de interesarme por completo la historia que contaba. Considero que está bien escrito, pero a mi no ha llegado a cautivarme.
hace 4 añosQuizá lo que distingue un buen escritor, o un escritor, del que no lo es, es la capacidad de contar historias, construir personajes - personalidades-, sin un tema que llame poderosamente la atención. Y que a pesar de ello, uno disfrute leyendo. Me ha gustado (quizá demasiados paréntesis).
hace 6 añosNo puedo creer lo bueno que es Javier Marías: el escritor con el corazón más blanco no necesita desplegar un gran fondo histórico para contarnos algo; no necesita desplegar insólitos escenarios para contarnos sus obsesiones; no necesita de la investigación de un crimen que lleve la novela en volandas. Marías simplemente mira hacia adentro y se sobrecoge con el material literario que se le ofrece. Esta estancia en Oxford, anárquica e hipnótica a partes iguales, nos seduce porque en ningún momento somos conscientes (como él) de lo que nos está contando, qué es lo que quiere decirnos Marías con esa sintaxis tan particular, con esas frases tan rebuscadamente construidas. Su prosa podrá gustar más o menos pero ponerle objeciones sería como criticar la falta de perspectiva en los cuadros de Van Gogh. Los engranajes de la novela no se ven, están ocultos bajo el sinuoso manto de las palabras, palabras que se suceden como íntimas reflexiones cogidas a vuelapluma. De hecho, la historia está narrada con la misma cadencia caótica con la que se suceden los hechos en la vida. De ese caos surge de todo: misterio, pasión, sexo, guasa, filosofía e incluso varios homenajes a Breve encuentro, de David Lean o El río, de Renoir.
hace 14 años